miércoles, 27 de diciembre de 2017

Premios Tanit Festival de Cine de Cartago

Un "western" africano del brasileño Licínio Azevedo premiado en Cartago
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© AFP | La gente hace cola para entrar a ver una película en el marco de la 28ª edición del festival de cine de Cartago, en Túnez, el 8 de noviembre de 2017
TÚNEZ (AFP) - 
El periplo de un tren en Mozambique en plena guerra civil, filmado por el director brasileño radicado en ese país Licíno Azevedo, ganó la Tanit de Oro, máxima recompensa del festival de Cartago cuya 28ª edición concluyó este sábado en Túnez.
"El tren de sal y azúcar" (Comboio de Sal e Açucar) sigue al estilo western el peligroso viaje de un convoy que intenta cambiar sal por azúcar atravesando zonas rebeldes en 1989, durante el conflicto interno que sacudió al país africano.
Muy populares, las Jornadas cinematográficas de Cartago son uno de los principales eventos culturales de Túnez, dedicadas al cine africano y árabe.
La Tanit de Plata fue para "Los iniciados", filme sudafricano de John Trengove, que evoca los amores homosexuales y un rito ancestral de iniciación.
La película "Volubilis" del marroquí Faouzi Bensaidi, una crónica social que arremete contra el liberalismo, ganó por su parte la Tanit de Bronce.
En el rubro documentales fue recompensada "Ghost Hunting", del palestino Raed Andoni, y "Más allá de la sombra" filme tunecino crudo e intimista de la directora Nada Mezni Hafayedh sobre la comunidad homosexual de su país.

"Jamás me hubiese imaginado que mi película estaría en la selección y que los tunecinos la podrían ver, porque desgraciadamente en Túnez ser homosexual es una abominación, es estar fuera de la ley", dijo la realizadora a la AFP.

viernes, 8 de abril de 2016

La Mujer Pistacho



No suelo coger el bus cuando vuelvo del acupuntor, pero hoy tenía que ir a dejar la licuadora en el servicio técnico que había localizado cerca del mercado central. Así que preferí ir a coger el bus, que además de dejarme más cerca, posiblemente llegaría antes y además de hacer frio, parecía que iba a llover.
Justo llegué a la parada y empezó a chispear, así que aproveché para lucir el paraguas que me había encontrado en la estación de metro de Batán hace unas semanas y que todavía no había podido usar. El bus vino enseguida, aunque sin paraguas me habría mojado bastante.
Entré saludando con un “Buenos días” y una amplia sonrisa, a lo que parece que el conductor no estaba demasiado acostumbrado, aunque a regañadientes terminó por regalarme un buenos días.
Ya instalada en mi asiento subió una mujer de pelo canoso, algo mayor que yo y se sentó a mi lado. Parece que la mujer no llevaba paraguas y se había mojado mientras esperaba el bus; esto motivó que empalmáramos la hebra acerca de la lluvia y sus beneficios y enseguida la mujer me espetó que lo que tenían que hacer era poner árboles de pistachos en lugar de esos árboles tan caros que acababan de colocar y que encima los habían puesto tan juntos que se iban a comer unos a otros y durante todo el recorrido la mujer me iba contando cosas sobre los árboles que veíamos, sobre si los consideraba adecuados o no, si los habían plantado demasiado juntos o iban a tener espacio suficiente para crecer; hablaba perfectamente el castellano, sin ningún acento, pero me extrañó que hablara tanto de Alemania, así que aproveché para preguntarla de donde era y me dijo que era de Burgos pero que de joven se había ido con su familia a Alemania y allí se había casado y vivido durante más de 30 años.
Aproveché para preguntarla de que parte de Burgos era y me dijo que de la parte norte de Burgos, así que le pregunté el nombre del pueblo y me dijo que ella había vivido de pequeña en una granja y que no había pueblo ni nada. Era increíble la sensibilidad que tenía para con el mundo vegetal, así que me decidí a enseñarla el cuadernito de ¿Qué Árbol eres tú? que llevaba en la mochila y al enseñárselo me doy cuenta de que la mujer no sabía leer porque contaba las letras, incluido el signo de interrogación.
Me emocionó muchísimo encontrarme con esta mujer tan conectada con los árboles, con una increíble inteligencia natural y totalmente analfabeta.
Así que aproveché para decirla lo primero que dice Jean Shinoda Bolen sobre las personas árbol y las personas no árbol y la dije si ella era una mujer árbol, pero más que preguntándoselo, casi afirmándolo. Qué pena que ya casi me tenía que bajar del bus, pero a la mujer árbol todavía le dio tiempo a decirme que en Madrid estaban poniendo árboles comestibles en las calles, porque según ella ya que hay que gastarse un dinero y regarlos, por lo menos que podamos comer sus frutos. Y ya no me dio tiempo a contarle sobre el Bosque comestible que se ha creado en Batán en este último año y mi pasión por los Bosques Comestibles; acababa de llegar a mi destino
Recuerdo también que la mujer pistacho me dijo que había que poner árboles que estuvieran siempre verdes ya que son los que más oxigeno crean, pero que no den flores porque las flores consumen mucho oxígeno.
Y solo hace un par de días que hablábamos en la reunión de coordinación arbórea sobre los bosques comestibles y que había que hacer una sesión para crear el espectáculo de títeres; así que se ve que estás lluvias han traído mucho más que agua.
De camino al servicio técnico, me vino a la mente Felix Rodriguez de la Fuente que también era de un pueblo del norte de Burgos y alguna vez le oí contar que su afición por la naturaleza le vino de estar prácticamente sin escolarizar en su pueblo y que la naturaleza fue su gran maestra.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Alicante, 8/4/16

Tanit

sábado, 13 de febrero de 2016

Potaje de Vigilia Vegetariano


Aquí dejo mi primera receta del blog. Es un plato que acabo de crear partiendo del clásico


"Potaje de Vigilia" 

pero en versión vegetariana, ya que he sustituido el bacalao por un mix de algas.

Este potaje lo aprendí a hacer en casa y me encanta. Lleva garbanzos, espinacas y bacalao o algas en su versión vegetariana. Las algas como están desecadas hay que ponerlas un poco a remojo.

Poner a remojar los garbanzos toda la noche y por la mañana los pones en la olla a cocer con agua y sal; si quieres puedes ponerle un poco de infusión con hinojo y anís estrellado para evitar flatulencias.

Lavas las espinacas y las cueces en agua o en el caldo de cocer los garbanzos. Pon también un huevo a cocer.

La salsa: en el vaso de la batidora poner caldo de cocer los garbanzos y freir un par de rebanadas de pan en poco aceite; freir un par de ajos, freir unas almendras naturales y con piel (como no tenía almendras, le he puesto avellanas), freir unas ramitas de perejil con cuidado que salta bastante; la sartén para el perejil casi sin aceite; todo lo que vamos friendo, lo incorporamos al vaso de la batidora
y lo trituramos bien. Si vemos que queda un poco claro podemos añadir unos garbanzos y espesar la salsa. La incorporamos a los garbanzos, añadimos las espinacas cocidas, el huevo duro picadito y unas hebras de azafrán y lo dejamos cocer a fuego lento un rato para que se mezclen bien los sabores.

Como casi todos los guisos, está mas rico de un día para otro ya que le habrá dado tiempo a asentarse

viernes, 23 de octubre de 2015

¡Hola! Te doy la bienvenida a mi blog.

La imagen de la foto es la señalización que aparece en el sendero de subida a la Cova de Es Cuieram en Eivissa, principal Santuario de la Diosa Tanit en España